miércoles, 1 de abril de 2015

Práctica de iniciación al rugby

¡Hola!. Hoy vamos a dar paso a una actividad ya mencionada anteriormente, el rugby.
A lo largo del curso hemos hablado en clase sobre este deporte y sus distintas modalidades pero no habíamos tenido oportunidad todavía de experimentarlo, aunque sí lo habíamos hecho con el rugby tag.
Como toda actividad nueva, presenta unas características que hicieron que la práctica (orientada a la modalidad de rugby seven) nos resultase extraña al principio. A destacar:
La sensación de reticencia a tirarse al suelo y embarrarse. Esto que parece tan simple, presenta una pequeña barrera psicológica o mejor dicho cultural, ya que desde siempre el hecho de revolcarnos por el suelo y mancharnos la ropa de hierba y barro ha sido algo "prohibidísimo" por nuestros padres, profesores u otros tutores.
La búsqueda de contacto con el rival. España es un país de cultura futbolera y de baloncesto. Por lo tanto, en estos deportes en los que casi cualquier contacto con el jugador rival es considerado una infracción, resulta complicado mentalizarse en ir al choque contra el jugador rival con intención de inmovilizarlo y forzarle así a perder el balón. Lo habitual es la búsqueda directa del balón y no del jugador rival, por tanto se tiende erróneamente a cubrirlo sin tocarlo tratando de cerrar huecos e interceptar el balón de una forma parecida a como se haría en baloncesto, cuando la forma de robar el balón en rugby es cargar (a partir de ahora, placar) al jugador que tiene el balón en su poder tratando de derribarlo o inmovilizarlo. Asímismo, el jugador que posee el balón tiende a quedarse quieto, buscando apoyos por parte de sus compañeros cuando lo que tiene que hacer es intentar escapar de sus rivales y pasar el balón antes de que verse acorralado por éstos.
El bote del balón. Acostumbrados a los balones esféricos, el manejo del balón de rubgy con su forma característica nos resulta un poco complicado, sobretodo cuando cae al suelo, ya que el bote es mucho más impredecible que el de un balón esférico.
En definitiva, esta práctica de familiarización nos ha servido para experimentar sensaciones, rompiendo esas pequeñas barreras de las que hablé al principio y nos ha valido también para entender que el rugby es un deporte de lucha y al mismo tiempo de evasión.
  


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