Hemos visto los saltos verticales (altura y pértiga), ahora llega el turno de los saltos horizontales que son el salto de longitud y el triple salto.
El término horizontal es relativo, ya que en estos dos saltos también influye de forma importante la altura que se alcance en la fase de vuelo pero si bien en los saltos verticales la clave estaba en ir hacia arriba, en estos consiste en "volar" hacia adelante.
Empezamos por el salto de longitud, el más natural de todos. Como todos los saltos, se inicia efectuando una carrera previa. En este caso se trata de una carrera de velocidad rectilínea sin ningún tipo de lastre. Dicha carrera se efectúa por un pasillo delimitado que acaba en un foso de arena blanda, que será la superficie sobre la que el atleta debe caer tras efectuar el salto batiendo en un punto lo más cercano a la línea de batida, sin llegar a tocarla, como veremos posteriormente. La carrera de impulso es una carrera mayormente de velocidad, la complexión de los saltadores de longitud suele ser similar a la de los velocistas. Tras efectuar la carrera, el atleta debe batir sobre una superficie llamada tabla de batida, la cual tiene en su parte más próxima al foso de arena, una segunda tablilla en cuyos bordes se pone plastilina. Esto nos sirve para comprobar si el saltador sobrepasa la línea que delimita la validez o nulidad del salto y es el punto desde el que se empieza a medir el salto. Es decir, debe batir antes de la marca de plastilina, lo más cerca posible para no perder centímetros pero sin pisarla. La fase de vuelo es aparentemente pasiva, pero nada más lejos de la realidad, existen hasta tres técnicas: natural, extensión y paso de tijeras.
La técnica natural consiste en poner a la par la pierna de batida con la libre y avanzar "sentado" en el aire. Es la idónea para el aprendizaje por ser la más simple.
La técnica de extensión consiste en, tras abandonar el suelo, llevar las dos piernas flexionadas y los dos brazos extendidos atrás arqueando un poco el tronco para inmediatamente, hacer el efecto contrario. Al comenzar la caída, los brazos van abajo a medida que el tronco se arquea también hacia abajo y las piernas se van extendiendo para realizar la toma de contacto a través de los talones.
Finalmente la técnica de pasos de tijera consiste en "andar" por el aire. Para ello, tras batir, se lleva la pierna libre flexionada hacia adelante para extenderla luego. Los brazos colaboran en coordinación con las piernas rotando hacia adelante. Una vez tomado el contacto con la arena lo ideal es desequilibrar el cuerpo hacia un lado o hacia adelante para evitar caer hacia atrás y perder centímetros de marca, ya que la marca se toma desde la huella más próxima a la tabla de batida.
El otro salto horizontal es el triple salto. Como todos los saltos tiene una fase de carrera, en este caso similar a la del salto de longitud. Otra similitud con el salto de longitud está en que el primero de los tres saltos se efectúa en una tabla de batida también delimitada por plastilina. La diferencia está en que al tener que efectuar hasta tres saltos, la distancia entre la tabla y el foso es mayor.
Una vez llegado a la tabla, el saltador efectúa la batida con una pierna y eleva la otra flexionada, el tronco permanece vertical mientras la pierna de batida que quedaba extendida atrás efectúa una especie de paso (acción circular) para volver a tomar contacto con el suelo, sin apoyar la otra (salto a la pata coja); el segundo salto consiste más que en un salto, en una zancada muy forzada, ya que el tercer salto se hace ya con la otra pierna y consiste en un "salto de longitud" pero efectuado a menor velocidad (se pierde ésta en los dos saltos anteriores) por lo que se utiliza la técnica natural o la técnica de extensión.
La caída es muy similar a la del salto de longitud, pero hay más posibilidades de desequlibrarse, por lo que los saltadores suelen dejarse ir hacia un lado tras contactar con la arena.